SHEIN: ¿Qué hay detrás del gigante del utra-fast fashion?

Comprar en Shein, recibir en la puerta de casa ropa que viaja miles de kilometros, ver videos de influencers que nos explican qué y cómo comprar, preguntarse poco, llenar carritos, seguir para adelante sin mirar atrás. Hablemos de Shein y su impacto ambiental.

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Tiro un facto y me voy, ¿Se dice así no?

La moda rápida tiene un impacto ambiental ENORME, de hecho según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es el segundo mayor consumidor de agua y responsable de aproximadamente el 10 % de las emisiones globales de carbono, más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.

¿Cómo llegamos a esto? Hace unas decadas varias marcas se dieron cuenta de que con solo 4 temporadas no les alcanzaba para ser estupidamente ricas y decidieron modelar el mercado a su medida. Para ello, crearon más de 50 microtemporadas de ropa: más temporadas, más producción, más oferta, más consumo, más contaminación. Con ustedes: el fast fashion.

Como les decía, esto no es nuevo, es algo con lo que venimos lidiando hace rato, pero recientemente (hace un par de años a nivel mundial y en el último año en Argentina) se sumó un factor potenciador de todo esto, los nombres son Shein y Temu y quienes usen redes sociales muy probablemente ya se hayan cruzado con ellas.

Voy a hablar del primero, pues el segundo tal vez amerite su propia nota en algún momento.

SHEIN es una marca de moda ultra fast fashion que vende ropa en todo el mundo mayormente a través de sus plataformas online. ¿Por qué ULTRA fast fashion? Porque a diferencia de las creadoras del fast fashion que tardan unos tres meses en sacar una prenda al mercado, SHEIN logra hacerlo en menos de una semana. Si el fast fashion dañaba al ambiente, imaginate esto…

Algunos datos:

Ya en el 2022 Greenpeace compró 42 artículos de las páginas web de Shein en Austria, Alemania, Italia, España y Suiza y 5 artículos de una tienda pop-up en Múnich, Alemania, y los enviaron a un laboratorio para analizar su composición química. Los resultados fueron publicados en el informe: «Los trapos sucios de SHEIN«. De los análisis se desprendió que la marca incumplía la normativa ambiental de la UE sobre sustancias químicas, poniendo en peligro la salud de consumidores y del personal de los proveedores que fabrican los productos ya que el 15 % contenía sustancias químicas peligrosas que superaban los límites reglamentarios de la UE y el 32% concentraban niveles ‘legales’ de estas sustancias, pero en cantidades preocupantes. Igual si es barato y lindo, qué importa la salud, no?

Y una podría decir, esto fue en 2022, seguro todo mejoró, pues no: según un artículo del porta Yale Climate Connection Shein es oficialmente el mayor contaminante en la moda rápida. “La empresa casi duplicó sus emisiones en 2023, convirtiéndose en el mayor contaminante de la industria”. Resulta que, esto de andar mandando ropa de un lado al otro del mundo, no es tan inocuo. Como decimos siempre: alguien paga el precio. Y en este caso, uno de los que paga es el planeta, fumandose las emisiones de carbono generadas para que alguien se compre por dos pesos una prenda que en realidad.. no necesita.

La marca se comprometió a reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 25 % para 2030 y a alcanzar cero emisiones netas a más tardar en 2050. Sin embargo, los investigadores afirman que “las rapidísimas prácticas de fabricación de la empresa y su modelo de negocio exclusivamente en línea generan, por naturaleza, un alto nivel de emisiones, y que el uso de software de IA para impulsar estas operaciones podría estar incrementando sus emisiones”.

Más sobre el impacto ambiental

Vamos con un punteo, gentileza del portal Earth.ORG en su nota “The Environmental Impact of Fast Fashion, Explained“

  1. Agua: La industria de la moda es la segunda mayor consumidora de agua, requiriendo aproximadamente 700 galones para producir una camisa de algodón y 2000 galones de agua para producir un par de jeans. El teñido de textiles es el segundo mayor contaminante de agua del mundo, ya que el agua sobrante del proceso de teñido a menudo se vierte en zanjas, arroyos o ríos.

  2. Microplásticos: Además, las marcas utilizan fibras sintéticas como el poliéster, el nailon y el acrílico, que tardan cientos de años en biodegradarse. Un informe de 2017 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estimó que el 35 % de todos los microplásticos (pequeños fragmentos de plástico no biodegradable) que se encuentran en el océano provienen del lavado de textiles sintéticos como el poliéster. Según el documental The True Cost de 2015 , el mundo consume alrededor de 80 000 millones de prendas nuevas al año, un 400 % más que hace veinte años.

  3. Energía: La producción de fibras plásticas para textiles es un proceso que consume mucha energía , requiere grandes cantidades de petróleo y libera partículas volátiles y ácidos como el cloruro de hidrógeno.

En el Informe de Sostenibilidad e Impacto Social 2024 SHEIN reportó un aumento del 23,1 % en sus emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) comparado con 2023. Las emisiones de alcance 1 (combustión directa de combustibles fósiles) crecieron un 94,3 %, mientras que el alcance 3 —el más relevante— también se incrementó significativamente.

A buscar soluciones

Luchar contra estos gigantes es muy complicado, sobre todo porque con sus precios bajos, promociones y un ejercito de influencers fomentando su consumo, parece que para no subirse a la ola hay que dinamitar el celular e irse a vivir al monte. Por eso me parece valioso hablar de resistencias que aparecen, tanto en lo individual como en lo macro, para no dejarse arrastrar por la corriente.

Ley anti-shein

Hace poco Francia se convirtió en el primer país en regular el mercado de ultra fast fashion global. La Asamblea Nacional aprobó por unanimidad una ley que recibió el nombre de "Ley Anti-Shein". Esta ley busca “cambiar la industria hacia un modelo más sostenible, responder a la emergencia ambiental, lograr que los consumidores puedan acceder a un mejor producto a través de un sistema de penalizaciones y bonificaciones para, en última instancia, fortalecer a la industria textil local”. Uno de los puntos a resaltar es la prohibición de la publicidad que se extiende hasta la figura de los influencers.

¿Qué pasa en Argentina? Hace algunos días la Cámara Argentina de Indumentaria tomó cartas en el asunto. La organización convocó a todos los partidos políticos a imitar el ejemplo francés, buscando impulsar controles ambientales, análisis de los niveles de toxicidad, el establecimiento de aranceles y la suba de impuestos.

Moda lenta

La moda lenta (slow fashion) es un movimiento que promueve la justicia ambiental y social en la industria de la moda poniendo el foco en el problema de la sobreproducción y el sobreconsumo, esta propuesta tiene que ver con con diseñar, producir, consumir y vivir mejor, buscando que todxs quienes formamos parte de la cadena de producción y consumo seamos más conscientes del impacto de los productos en los trabajadores, las comunidades y los ecosistemas.

Les comparto algunoss de los principios de la moda lenta:

  • Un cambio de cantidad a calidad, tanto en producción como en consumo. No se trata de crecimiento constante ni de acumular más.

  • Fabricación que respete el medio ambiente, usando procesos con bajo desperdicio y evitando químicos dañinos.

  • Garantizar a los trabajadores un salario digno y condiciones laborales saludables.

  • Producción en lotes pequeños o bajo pedido para evitar inventarios sin vender.

  • Una cadena de suministro simple, donde las materias primas y la mano de obra no estén dispersas por todo el mundo. Se priorizan materiales locales y trabajadores locales.

  • Transparencia y honestidad en la cadena de suministro y las prácticas.

  • Uso de fibras naturales, telas en desuso o textiles antiguos para upcycling (reutilización creativa).

Hay mucho para desarrollar sobre moda sostenible y alternativas de consumo, pero creo que queda para la próxima!

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