La desregulación llegó a los PN

Esta semana el gobierno implementó una desregulación en la prestación de servicios turísticos dentro de los Parques Nacionales, a través de las Resoluciones 61/2025 y 62/2025 publicadas en el Boletín Oficial. Según fuentes oficiales, estas medidas buscan simplificar los trámites administrativos y fomentar la competencia entre prestadores de servicios turísticos.

Uno de los cambios más significativos es la eliminación de la obligatoriedad de que las empresas turísticas contraten guías habilitados para realizar recorridos dentro de los parques. Anteriormente, se exigía la presencia de guías profesionales en actividades que requerían cuidados especiales.

Si bien estas modificaciones buscan facilitar el acceso y la operatividad en los parques nacionales, también podrían conllevar ciertos riesgos, para que sea más amable el entendimiento de lo que puede implicar, les comparto un punteo:

  1. Impacto en la conservación de ecosistemas sensibles: La falta de guías especializados podría llevar a que los visitantes no reciban la orientación adecuada sobre cómo minimizar su impacto en el entorno natural, lo que podría resultar en daños a la flora y fauna locales. Tenemos que recordar que el turismo en áreas protegidas tiene muchas reglas tendientes a la conservación, muchas son evidentes, como no tirar basura, pero otras no, como no comer en determinadas zonas, no salirse de los senderos, no llevarse piedras o ramitas, entre otras.

  2. Aumento de actividades no reguladas: La flexibilización en la prestación de servicios podría facilitar la proliferación de operadores turísticos sin la formación o el compromiso necesarios para respetar las normativas ambientales, incrementando el riesgo de prácticas perjudiciales para el ambiente. Además, más allá de lo vinculado a la conservación, la desregulación puede afectar la seguridad a los visitantes ya que las áreas protegidas son áreas agrestes, que buscan ser conservadas de tal manera. No son espacios "seguros" ya que existen riesgos propios de estar en áreas agrestes, eso implica que deberían haber mayores controles para evitar poner en riesgo a quienes las visitan. Además de los costos que implica salir a socorrer personas o dar respuesta ante emergencias.

  3. Disminución en la calidad de la educación ambiental: Los guías no solo conducen a los visitantes, sino que también educan sobre la importancia de la conservación. Su ausencia podría reducir la concientización y el respeto por el entorno natural entre los turistas. Según mis fuentes expertas (y en este caso, anónimas) “Hasta ahora para prestar servicios turísticos en un área protegida tenías que cumplir con ciertos requisitos, si querías ser guía implicaba rendir un examen que contemplaba conocer la normativa del organismo, formabas parte de un registro, existían normativas que le permitían al personal de conservación territorial fiscalizar la actividad y regulaba las actividades en general”.

  4. Sobrecarga de visitantes en áreas vulnerables: Al eliminarse ciertas restricciones, podría aumentar el número de turistas en zonas ecológicamente frágiles, superando la capacidad de carga de estos ecosistemas y provocando su degradación. Entre las cosas que se publicaron se establecieron nuevos lineamientos de conservación que, en palabras de “mis informantes” “además de ser escuetos presuponen cosas que no son así”, por ejemplo:

  • a. “En el caso de que la capacidad de carga se encuentre establecida en el ambiente solicitado para llevar adelante el servicio, la misma no deberá verse excedida”. En realidad, casi ningún AP tiene calculada su capacidad de carga. Estudios reales y actualizados solo hay de PN Iguazú , que estima su capacidad de carga en 10.000 visitantes. Incluso la mayoría de las APs no tiene Planes de Uso Público que regulan la actividad turística ¿Cómo se va a asegurar la no sobrecarga de visitantes cuando no hay restricciones?

  • b. “En el caso de ambientes donde la capacidad de carga no estuviera previamente establecida, deberá tenerse en cuenta al momento de evaluar la posible ubicación del permiso, la superposición de actividades, operadores existentes y la zonificación del Área Protegida”. Sin embargo, no todas las APs tienen su zonificación hecha, es decir no esta diferenciado qué área es prioritaria para la conservación y cuál lo es en menor medida. Además, si en un área sin zonificar no hay otra actividad turística ¿Quién determina y cómo, que esa actividad no genere un impacto?

Otro cambio que se implementaría es el reemplazo de licitaciones por permisos, que antes existían pero eran mas excepcionales, por ejemplo tenias que justificar que lo que estabas haciendo era o algo nuevo en el PN, y por ende no se sabia si iba a funcionar, qué demanda iba a tener y en consecuencia si valía la pena licitarlo; o si la actividad se sabia que era de poca envergadura y por ende una licitación no tenia sentido. A partir de ahora se promueve el permiso, que en principio podría servir para habilitar nuevas prestaciones, pero también da lugar a discrecionalidad.

Es esencial que, junto con la desregulación, se implementen medidas efectivas de monitoreo y control para asegurar que la mayor flexibilidad en la prestación de servicios turísticos no comprometa la integridad y conservación de los Parques Nacionales.

Para entender las posibles consecuencias, me puse a buscar qué consecuencias generó el turismo desregulado en distintos lugares del mundo, les comparto algunos de los más impactantes.

  • Maya Bay, Tailandia: La playa, famosa por la película The Beach (2000), recibió más de 5,000 turistas por día sin regulaciones adecuadas. Esto generó la destrucción del 80% de los arrecifes de coral debido al exceso de turistas, contaminación del agua por embarcaciones y erosión de la costa. Por tal motivo, en 2018, el gobierno cerró la playa para permitir su recuperación y reabrió en 2022 con restricciones.

  • Islas Galápagos, Ecuador: El aumento del turismo sin regulaciones estrictas permitió el ingreso descontrolado de especies invasoras y un impacto mayor en los ecosistemas frágiles. Esto provocó la pérdida de biodiversidad por especies exóticas que compiten con las nativas, contaminación por plásticos y alteración del comportamiento de especies protegidas. Para solucionarlo se implementó un límite estricto en el número de visitantes y reglas más rigurosas para guías turísticos.

  • Machu Picchu, Perú: El aumento masivo de turistas sin un control de acceso eficiente generó erosión del suelo, daños en estructuras arqueológicas por el peso de los visitantes, acumulación de basura y deforestación en áreas aledañas. Para conservar y recuperar la zona, se lleva a cabo la implementación de cupos diarios, rutas fijas y horarios regulados para evitar sobrecarga.

  • Monte Everest, Nepal: Es sabido que el turismo se salió de control en las expediciones de alpinismo. Esto generó toneladas de basura dejadas en la montaña (oxígeno enlatado, carpas, excrementos), desechos humanos contaminando fuentes de agua y muertes de alpinistas sin control sobre las expediciones. Frente a esta situación, Nepal implementó nuevas reglas exigiendo depósitos de basura y regulaciones más estrictas para permisos de escalada.

  • Venecia, Italia: El turismo masivo sin restricciones claras en el acceso de cruceros y turistas diarios provocó la erosión de los cimientos de los edificios históricos por el oleaje de los cruceros, contaminación del agua, pérdida de biodiversidad marina en la laguna veneciana. Por tal motivo, se implementó la prohibición de grandes cruceros en el centro histórico y se estableció una tasa de entrada para turistas de un solo día.

Por eso, soy una ferviente defensora de la necesidad de fomentar el ecoturismo en nuestro país. Contamos con zonas naturales con un valor ecosistémico único, que nos pueden permitir entrar en contacto con la naturaleza, aprender a amar y cuidar la biodiversidad que aún conservamos y ayudarnos a tomar consciencia de la importancia de protegerla. Todo eso puede lograrse acompañado por el crecimiento del turismo local, el desarrollo de las comunidades como prestadores de servicios gastronómicos y hoteleros, entre otros. El ecoturismo o turismo sostenible tiene la capacidad de impactar positivamente en lo económico, social y ambiental.

Desregulando y apostando a la masividad, estamos yendo en la dirección opuesta.

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